
Hoy me dedico a uno de mis álbumes favoritos. Pero para eso, voy a tener que contar una anécdota personal.
Hace 6 años, con mis compañeros de teatro debíamos hacer un trabajo para expresión corporal en grupos. Contar una historia infantil con el cuerpo y música, aggiornándola a la estética que quisiéramos.
Armamos Hansel y Gretel, una versión oscura y tétrica, donde Gretel limaba y cagaba a patadas a todos los muñecos (acá no había golosinas, había muñecos) que le dejaba la abuelita (que en verdad era la bruja). Después, los muñecos cobraban vida y se vengaban de la pendeja y como el hermano la defendía, los transformaban en muñecos y se los morfaban a los dos. Pero la carne humana les dañaba los circuitos y terminaban explotando.
En fin, regio para los niños. Aprenderían a no romper sus juguetes. Claro que nunca la hicimos con niños como espectadores.
Utilizamos variada música, desde Bach hasta los Redondos, pero a mí nunca me terminó de cerrar. Era desprolijo.
Presentamos esa obra un par de veces, en algunos lugares, de puros kamikazes que éramos. En bares, galpones y sitios de esa índole. Todos maquillados a lo KISS, con vestuarios rotosos y ochentistas, peinados extravagantes y movimientos zarpados.
Pero no cerraba.
La hicimos dos veces en las clases, y la profesora nos iba pidiendo más cosas, hasta una coreografía incluída (teníamos que presentarla a fin de año para aprobar esa materia e iba a estar presente el director de la escuela).
Una tarde, volvía de la placita Sarmiento (los lanusenses la conocen, sin dudas) y me tiré a escuchar música. Elegí The Wall II.
Cuando estaba sonando "The Show must go on", empecé a imaginarme el comienzo de la obrita... para ver qué cambios le podía hacer (yo era algo así como la "directora"). De repente, en mi cabeza, comenzaba la escena del lime de Gretel y su ataque hacia los muñecos. Miré de reojo el equipo de música, ya que la melodía que acompañaba era "In the Flesh" con toda su violencia y presencia escénica. Casi pegado, comienza la guitarrita de "Run like Hell" y me sorprendí al notar que en la obra, la bailarina de juguete que empieza a cobrar vida en ese momento, se movía al ritmo de esa guitarra. Y así todos los muñecos que se despertaban de su inanimidad. Incluso, encajaba perfecto para la coreo que habíamos armado, que era muy al estilo "Thriller". Cuando ellos realizan el rito previo a la venganza, sonaba "Waiting for the Warms" y me empecé a desesperar. "Stop" era el perfecto momento de arrepentimiento de Gretel, en su regreso, al ver a los muñecos desparramados. Y "The Trial"... mamita... para la venganza y el banquete era absolutamente perfecto. Ni hablar de la explosión.
Llamé inmediatamente a una de las actrices (con una de las que arengábamos al resto a hacer lo que se nos cantaba - y con quién sigo trabajando en la actualidad -) y le conté que la obra estaba hecha para ser musicalizada con The Wall II. Fue como un delirio místico.
Al principio me sacaron vendiendo almanaques - porque había que empezar a ensayar todo de nuevo - pero como soy práctica y adoro los ultimátums dije: "- Bien, o se hace lo que yo quiero o me voy de la obra." Sabía que los tenía en un puño y que me necesitaban - y también me querían un poco... - así que accedieron. Si, imagínense lo que sería si me dedicase a la política.
La cuestión es que dejamos absolutamente a todos con la boca abierta, incluyendo al director, que nos puso un 10 rotundo (grupal e individual) y nos confesó luego, ser fanático de Floyd.
"- Este es el tipo de cosas que aspiro a ver en esta escuela".
Estábamos terminando el 1º año. Nos ofreció hacer un par de funciones en Liberarte, fue la primera vez que estuvimos en un teatro "de verdad". Todos los integrantes guardamos un lindo recuerdo de esa época. Y los que nunca fueron "fanáticos" de Floyd, asocian la música de The Wall con nuestra obrita instantáneamente.
Pero ese no es mi caso, ya que tengo una locura especial que no solo ronda a través del disco, sinó también de la película (sin dudas, una de las mejores que he visto en mi vida).
Es lo que se dice, una "Ópera Rock", pero más allá de las etiquetas, para mí es una obra maestra.
El mega ultra archi conocido "Another Brick in the Wall" en sus 3 partes, nos remonta - casi por inercia - a aquellos niños con rostros idénticos y sin gestualidad, cayendo en máquinas que los transformarían en masilla.
"The Thin Ice" que siempre me pone la piel de gallina en cuanto suena la guitarra de Gilmour.
Las ganas de romper todo lo que se te cruza en el camino mientras suena "One of my Turns".
Esas imágenes de flores copulando que a su vez son peronas, cuya mujer devora el corazón del hombre creo que quedaron en la cabeza de más de uno mientras retumba "Empty Spaces" para luego desenfrenarse con "Young Lust". Voy a utilizar estos dos temas para un trabajo de expresión corporal, próximamente.
Es imposible poder detenerse en cada tema, sería de nunca acabar, "Hey You", "Mother", "Vera"... cada uno merece especial atención.
El momento íntimo y solitario de "Nobody Home" que llena de melancolía (y de una fuerte urgencia por volar).
La meditación que amerita "Goodbye Blue Sky" (y el recuerdo de la imagen en el film, de la bandera inglesa desarmándose hasta quedar convertida en una cruz ensangrentada).
No quiero imaginar el presenciar lo que fue el recital original en vivo de "The Wall".
Paradógicamente, Waters quiso que ese show consistiese en el armado de un muro tangible durante la primer parte del recital que separaría a la banda del público, para luego proyectar imágenes sobre aquella estructura. Imágenes que luego serían utilizadas en la película. Wright, Mason y Gilmour se le cagaron de risa, pensando que nadie iría a verlos. Waters quería expresar el sentimiento de alienación que había con los espectadores... y sin quererlo, convirtió los shows de Pink Floyd en teatralizaciones espectaculares que alejaron cada vez más a la banda de su público.
Creo que todo radicaba en la contradicción constante del gran compositor. Por un lado, escribió "Money" como crítica al capitalismo, por el otro, ganó mucha guita gracias a ese tema. Ese tipo de cosas lo atormentaban bastante, al parecer. Igual, lo banco a morir. Roger, mi favorito, siempre. Pero nos fuimos de tema.
Tengo que volver a otra anécdota personal para mencionar el tema que suena.
Roger Waters en Argentina, año 2002, estadio fortinero. Cielo nublado, caen algunas gotas. Comienza "Comfortably Numb", lluvia de esa que te acaricia, que no te termina de mojar. Un hombre de pie, adelante mío, se agarra la cabeza con las manos y empieza a llorar. Pude escuchar su llanto y algunos "No" que gemía. Dejó caer sus brazos. Sin pedir permiso le tomé la mano. Él apretó fuerte. No se dio vuelta, no me vio, solo permanecía obnubilado hacia el escenario y el cielo. Miré alrededor y sentí que los conocía a todos, y en ese momento los sentí felices. Rostros sonrientes, llenos de lágrimas, algunos con sus ojos cerrados. Queríamos que fuese interminable. Si bien no estaba el gordo David al mando de las 6 cuerdas para aquellos solos orgásmicos, el flaco presente los defendió como corresponde. En algún momento explotó el final no deseado y le solté la mano, de a poco. Y ambos aplaudimos, casi dañando nuestras palmas por la efusividad al hacerlo. Y no nos miramos, no hizo falta. Unos meses después comentaría esto con un amigo - también presente en aquel show, pero no conmigo - y él también tuvo esa sensación de unidad generalizada entre el público, durante ese tema.
En la vuelta de Waters en el 2007, no me pasó lo mismo en aquel momento, pero sí pasaron millones de cosas que relataré cuando hablemos del Lado Oscuro... pero ese será otro post.
Y siempre estará presente aquel personaje indefenso, cuyo "muro" era su único escudo, su única protección, construído por una madre sobreprotectora, una esposa infiel, maestros aniquiladores de pensamientos...Y el juez, al final: "Has revelado tu temor más profundo. ¡Te sentencio a ser expuesto ante tus pares! ¡Derriben el muro!".
Más allá del sinfín de analogías que puedan hacerse a su alrededor, sean psicológicas, políticas, sociales o artísticas... estamos hablando de un discazo que no puede ser pasado por alto jamás.
Me siento casi estúpida, terminando de escribir esto. Me gustaría que cada uno comente acerca de lo que sucede en sus mentes y en sus cuerpos cuando lo escuchan, alejándonos de cualquier objetividad en relación al sonido o a la explicación que puedan darle a la imagen del muro. Creo que "The Wall" merece más que garabatos en torno a la composición o a los fuegos de artificio. Cavemos más profundo. Yo sé que pueden.