19 abr 2023

Review - "72 Seasons" de Metallica - Temporadas cerca del Abismo

 

 

72 seasons, segun la mirada de James Hetfield, se refiere a los primeros 18 años de vida de las personas desde una óptica de “temporada”, que es lo que en Argentina le llamamos a cada estación del año (18x4= 72).

La reflexión desde los ojos de un adulto -particularmente los de Hetfield- sobre esos años formativos, con el peso de comprender los eventos que suceden como parte del camino de la niñez y adolescencia sirviendo de antesala a la adultez, son temáticas que sobrevuelan el concepto del álbum de estudio numero 12 de Metallica.

 

En mi caso, Metallica llegó en un punto troncal de esas 72 temporadas que es el de la temprana adolescencia, alrededor de los 13-14 años, cuando uno conoce muy poco del mundo y busca forjar una identidad propia.

Tal como a cientos de miles como yo, encontramos en las letras oscuras mezcladas con riffs pesados y veloces el lugar al cual le dedicaríamos horas, días, semanas, meses a investigar, escuchar, leer, ver y vivir todo lo que el universo del metal cruzase en nuestro camino.

Alguna vez alguien dijo que aquel que le empieza a gustar el metal nunca lo deja. Nunca es el sonido del verano, nunca está realmente de moda y por eso no depende de una “temporada” para que nos interese o no. Debo reconocer que salvo algún caso aislado, es completamente cierto.

Haber descubierto a Metallica a fines de los 90s hizo que me haya topado con una etapa muy compleja para la banda. El primer disco del que tengo recuerdo de esperar es aquel con la Orquesta Sinfónica de San Francisco (S&M) y que aunque no dejaba de ser interesante ya tenia a la banda dentro del espectro de lo adulto, bastante lejano a mi realidad de aquel entonces.

Luego le sucedió la muy comentada salida de Jason Newsted en el bajo -el más terrenal y perfil bajo de los 4- y la sucesión de peripecias que le acontecieron al grupo y que fueron retratadas en el documental “Some Kind of Monster”: El quiebre en el seno de la banda, Hetfield entrando en rehabilitación por su alcoholismo, la introducción a Robert Trujillo como reemplazo de Jason y aquel St. Anger con el que en 2003 volvieron al ruedo.

Un disco que al dia de hoy sigue siendo criticado y es, probablemente, el punto más bajo a nivel álbum del cuarteto, con sus canciones hiper largas, afinaciones bajas, un torbellino de furia, sin solos de guitarra y un sonido de batería que sigue siendo tema de debate a 20 años de su salida.

Para cuando los siguientes discos aparecieron mi adolescencia ya se había ido y la propia adultez - con sus responsabilidades y virtudes- reforzaban mi identidad, aunque siempre quedaba un espacio para poder volver a sentir eso que me sucedía a los 14 años. Volver a sentir la cara llena de acné, la adrenalina de escuchar algo nuevo de mis ídolos y disfrutar de música nueva.

 

La noticia de un nuevo disco de Metallica sucedió con el lanzamiento del simple Lux Aeterna, a finales de 2022, y me encontró algo mas precavido. Los integrantes de la banda están cercanos a los 60 años y el camino que venian tomando era satisfactorio más de todos modos lejano a las épocas de esplendor de la banda. Metallica es una banda que se ha transformado en un acto fuertemente nostálgico en vivo, ya sea tocando discos enteros de sus viejas épocas, revisitando temas poco conocidos (o deep cuts como se dice ahora) y un espacio de 4 o 5 canciones a la ultima producción discográfica del momento.

 


 

Los adelantos, en su gran mayoría, me fueron dejando gusto a poco y hasta un poco de reticencia a lo que se venia. Todo indicaba que iba a ser un disco muy largo (los últimos 3 discos superan los 70 minutos) y la extensión de los temas dejaba ver que Metallica probablemente iba a caer nuevamente en el gran mal de los últimos 20 años que es la falta de autoedicion, explicada en gran parte por la falta de una voz externa como productor que haga el trabajo sucio que es plantarsele a una de las duplas mas significativas de la música pesada y decirles “borrá eso”, “mejor esto redondealo” o simplemente “recortá minutos”. Bob Rock a lo ultimo ya no pudo, Rick Rubin pasó y se fue sin lograrlo y Rick Fiddleman en un rol más de Ingeniero de Sonido que de productor en si mismo claramente no está en ese lugar.

A la hora de escuchar el disco completo me encontré con muchos de esos prejuicios siendo justificados: Es un disco con 12 canciones que están entre 5:30 y 7:30 con algunas excepciones (para abajo y para arriba).

 

Será quizás una declaración de principios: En un mundo en el que los artistas pelean por las reproducciones en Spotify y otras plataformas de streaming, en la que una canción de 1 minuto genera lo mismo que una de 11, el lanzar un disco que se pone al borde de lo que 1 CD o 2 Vinilos pueden reproducir (por mas anticuado que suene) está en las antípodas de lo que puede pensarse como comercial.

Pero Metallica, si hay algo que hay que reconocerle, es que hace mucho tiempo hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Seguramente ha habido influencias de sonidos contemporáneos en su discografía pero ellos, ya acostumbrados a las criticas de propios y extraños desde sus inicios, hicieron su caminito al costado del mundo que los llevo primero a ser los lideres del movimiento del Thrash Metal, a luego ser catapultada como la banda que llevo al Metal a la masividad a inicios de los 90s y finalmente convertirse en una de las bandas mas vendedoras de todos los tiempos y la indiscutida líder en el ambiente de la música pesada en toda su historia. No es poco.




72 seasons como album tiene la característica de adoptar matices ya explorados por la banda en lanzamientos anteriores, y es parte de una continuidad que viene un poco de Death Magnetic (2008) y especialmente de Hardwired…for self destruct (2016). No hay nada demasiado nuevo ni distinto, lo cual nos lleva directamente a que todo dependa de la calidad e inspiracion de las canciones.

 

Como para no ir directamente a un analisis track por track (eso quedará para los que realmente tengan ganas de leer) intentaré resumir:

La propuesta de Metallica radica en una formula probada pero que a base de repetición termina cansando un poco: Una intro larga (a veces demasiado), repetición de 1 o 2 vueltas de verso y estribillo, un corte que suele estar a la mitad del track con un cambio de ritmo que puede ser mas o menos novedoso (depende de la canción), un solo de guitarra (por lo general sin mucho vuelo) que puede estar seguido de algunas armonías en guitarra para luego volver a una o dos vueltas de verso estribillo.

Esto se repite de manera constante en cada canción salvo un par de excepciones, y lo que eso genera es la sensación de comodidad, y no en un buen sentido. Al 7mo tema uno ya sabe como va a ser la estructura de la canción y es algo que le quita dinamismo y sorpresa al disco.

El ritmo de las canciones es variado y continua con la idea de esta etapa de Metallica en la que hace un resumen de carrera: Hay canciones a las que le imprimen mas velocidad (Lux Aeterna y partes de Room of Mirrors y Too Far Gone? como ejemplos destacados), muchas canciones que van en un medio tiempo muy Heavy Clasico (72 seasons, Shadows Follow, Chasing Light) y un puñado de canciones en los que deciden bajar aun mas las revoluciones y hacernos recordar a esa busqueda más cercano a Black Sabbath o bandas doom que tiene simetrias con Load y Reload pero con un audio mucho mas gordo y de epoca (Sleepwalk my life away, You Must Burn, Crown of Barbed Wire, Inamorata).

 

En lo que es gusto personal, son las canciones en los extremos los que generan mas atención e interés para continuar escuchando, ya sea porque sirven como motor de esas venas que quieren impulsar la sangre a traves de la adrenalina que le imprime la velocidad (tocando mi fibra mas adolescente) o porque apuntan a demostrar que se puede ser pesado y oscuro sin ser rápido (esto claramente me toca mi fibra más adulta, que busca matices y un movimiento de cuellos mas profundo y lento en sintonía de la densidad del sonido que llega por los parlantes).

Es en éste último orden en donde encuentro lo distinto o nuevo del disco en comparación a los últimos lanzamientos: Mas allá de que no hay baladas en este disco, se encuentra mucho de esa influencia mas Sabbatera con riffs de una cuerda y una base bien gorda pero con mucha melodía en la voz. Para mi yo de 37 años que se ha amigado hace tiempo con la época de Load y Reload es algo a destacar.

En el medio tiempo acelerado, una constante en el disco, es donde es mas difícil encontrar esa frescura, quizás porque las referencias suelen estar atadas a los discos inmediatos anteriores y que da mas a repetición que a inspiración, sumado a que así como en todo el disco las canciones son a veces demasiado largas sin un sentido real mas que el de ser largas.

 

En el ámbito del desempeño del instrumento no hay grandes novedades. Metallica es una banda que depende enteramente del tandem Hetfield-Ulrich y, para sorpresa de nadie, el resultado es muy dispar. Hetfield se encuentra con su mano derecha intacta para el riff y es el motor de la banda desde lo compositivo, en lo vocal se nota el paso de los años pero se las arregla para poder salir airoso y que su voz, aun estando algo gastada, pueda tener su toque característico.

Dentro de lo que es la composición de los riffs he llegado a la conclusión que hay un recurso que Hetfield utiliza mucho últimamente que me termina cansando, que es el de concluir el riff en un rulo que lo hace volver a la primera nota del mismo. Esto se escucha mucho en Hardwired…to self destruct y sigue en la misma senda en este album, y a mi oido eso le quita tensión a la cancion ya que da a entender que los riffs estan pegados uno atras del otro mas que responder a una temática global de canción.

Pongamonos a pensar en temas como One, Wherever I May Roam, Battery o mismo Wasting my Hate o Fixxxer, son canciones en los que el riff termina en una nota distinta a la inicial lo que obliga a bajar para la siguiente vuelta y le agregan una tensión que lo vuelve interesante.

No es que Metallica no haya tenido estos giros de riff en los que vuelven al inicio (hay muchos ejemplos como Enter Sandman o Leper Messiah) pero están en discos en los que hay variedad de canción a canción y se logra esa tension que aquí no sucede. Quizás de las cosas mas sorpresivas -y no gratamente- del desempeño de Hetfield como compositor.

 

En el caso de Ulrich, es bien sabido que es una persona que para ser músico su desempeño ha ido cayendo mucho en las ultimas décadas: primero en vivo con pifies y problemas para poder llevar el ritmo en temas veloces y en este disco con una notable falta de inspiración para arreglos y fills, que con tan buen gusto ha sido capaz de incorporar a las canciones en épocas pasadas. Una incesante necesidad de marcar el ritmo con el hi-hat y el redoblante que hacen sentir que los temas no están del todo terminados desde la batería.

Trujillo se mantiene en un lugar de bajo perfil en la mayor parte del álbum, mas alla de algunas intros o momentos en los que muestra su destreza en el instrumento pero que no dejan de ser pequeñas notas de color por fuera de marcar el ritmo y agregarle cuerpo a lo que la guitarra rítmica hace.

Por ultimo, Kirk Hammett continua en una meseta a la hora de los solos, que en lo particular aportan poco a las canciones especificas. No desentonan pero no suman, salvo contados casos en los que las armonías a dos violas pasan a tener mas preponderancia y le dan un aire fresco a las canciones en las que les toca estar. El hecho de que el Wah este presente en menos canciones de lo que estamos acostumbrados es una buena noticia.

 

El disco como concepto total le juega en contra a algunas canciones, con varias escuchas ya en el lomo me encuentro decidiendo escuchar canciones especificas mas que yendo de principio a fin en orden, y eso se da por lo ya mencionado de la longitud del disco y por la repetición de la estructura de los temas.

Es un disco que se termina haciendo largo, y aunque el tracklist está mas balanceado que en el lanzamiento anterior en el todo el resultado sigue siendo el mismo. El gran pecado del album es no solo la longitud sino la sensación de que no se guardaron nada: todo lo que compusieron fue grabado.

 

Llevándolo a un ámbito laboral (y me merezco un golpe solo por hacer la comparación) en el que muchas veces hay que hacer presentaciones a posibles clientes y vender una solución o responder a una inquietud en el rubro en el que me desempeño (publicidad, por si alguno no lo sabia), es común que haya equipos de varias personas aportando y sumando. Más que en una banda de 4 integrantes, pero la comparación igual se sostiene.

Sucede que aunque uno cuente con un limite de tiempo o de espacio (minutos de presentación o cantidad de slides) nunca se llega al resultado final de una vez: es inevitable que para entregar algo pulido y que resalte hay que generar mucho contenido y a veces muy diverso, al cual uno luego decide sacarle la grasa o cambiar de lugar cosas en pos de una narrativa que haga sentido.

Hubo una época en la que pensaba que eso era trabajo al pedo y que era una perdida de tiempo, pero con los años he llegado a la conclusión de que ese camino de generar contenido para luego quedarse con lo mejor y darle forma del modo lo más cohesivo posible es parte fundamental de cualquier proceso creativo (me merezco otro golpe, pero esta vez más fuerte).

 

La sensación es que Metallica escribió mucho pero pulió poco y no dejo cosas afuera para este disco, y se nota por la longitud de los temas y también por la repetición de ciertos recursos que le quitan frescura a la placa.

 

En la conclusión final, el disco aprueba, porque es difícil que un disco de Metallica no apruebe: El fanatismo juega su rol claramente, pero también la banda cuenta con un tipo como Hetfield que aun sin estar muy inspirado se le caen riffs de su mano derecha que otras bandas harían su mejor canción con ellos.

Lo dejo un poco por arriba de Hardwired…to self destruct, aunque esto significa que probablemente habrá un puñado de canciones que seguiré escuchando en el shuffle de Spotify y quizas, muy de tanto en tanto, decida escuchar el disco entero de nuevo para ver si cambié de parecer.

 

Analisis track por track:

72 seasons:

La canción que abre el disco cuenta, como en la gran mayoría de las canciones, con una larga intro antes de comenzar con las voces, con una seguidilla de riffs desde uno bien machacado y furioso, otro un poco mas relajado y finalmente el mas ganchero sobre el que se posaran las voces.

La canción tiene la característica de no tener del todo marcado el estribillo, con dos o tres partes que se repiten pero que saliendo de la estructura de canción no denotan un cambio de ritmo tan fuerte. Muy en la vena de canciones de Hardwired…to self destruct es una canción que tiene intenciones mas grandilocuentes de las que termina canalizando, hay una idea de épica que no se termina de concretar.

Algo que se logra en esta cancion, y va a ser una anomalía dentro del disco, es que el cambio de ritmo se da de manera casi directa sin necesidad de la batería haciendo el corte y apostando 100% a la guitarra para imprimir una velocidad mas thrashera y luego llevar la cancion a una armonía a dos violas que levantan la canción hasta que la banda decide volver al riff inicial cuando no hay necesidad y asi sumar más de 1:30 a una cancion que podria haberse cerrado mejor.

Cumple para abrir el disco, pero queda la idea de que si las cosas se hubiesen acomodado distinto quedaba mejor. 

 



Shadows Follow:

El Moth into Flame de este disco, no solo porque esta en los primeros lugares del tracklist sino porque el riff principal de la cancion te lleva directamente a esa cancion y las maneras de escribir riffs de Hetfield en esta nueva era.

Para ser la primera cancion nueva que escuche en el contexto del disco mi impresion fue positiva, incluso la considere un paso adelante de lo que es 72 seasons, creo que la posicion en el disco tambien conspira a favor de la misma ya que si estuviese como track 8 o 9 seguramente tendria menos repercusion.

El cambio de ritmo resulta un poco mas pesado desde lo denso y le agrega un tinte interesante a la cancion, de los pocos casos en los que suma la variacion a partir de la mitad de la cancion.

Este deberia haber sido el 3er corte en mi opinion en lugar de If Darkness had a son

 

Screaming Suicide:

Segundo corte de difusion del disco, y un tema que nos retrotrae a algunas canciones del inicio de Hardwired…to self destruct. El famoso riff que termina donde arranca y una estructura de riff y bateria que nos hace pensar que quedó de las grabaciones del disco anterior, pero dentro de la primera parte que es la mas inspirada.

Cierto olorcito a Saxon o Diamond Head en el riff principal garantiza que no pase desapercibido sin tener que despeinarse demasiado, la cancion cumple y aunque en un primer momento mi reaccion no fue tan positiva, con el tiempo la consideracion fue subiendo.

Como nota de color, Hammett se despacha con un punteo que es exactamente el mismo que el de Speed King de Deep Purple, cosa que el ha mencionado abiertamente como un homenaje y que especialmente hace que no la cague metiendo notas al pedo.

La bajada del tema no le aporta demasiado a la cancion, el primer atisbo que tuvimos de que la formula de Metallica no habia cambiado mucho.

Tema que estará en los shows en vivo seguramente, aunque no creo se mantenga demasiado en las listas.

 


 

Sleepwalk my life away:

Antes de escuchar el disco lei una review de una de esas revistas gringas que hablaba de que este tema tenia una cadencia “Enter Sandman” y temí por mi vida.

Me encontre con una cancion que tiene un riff que puede ser emparentado (lejanamente) con Enter Sandman pero que tiene especialmente en el estribillo y pre-estribillo los puntos mas altos, con melodias y armonias que apuntan a aquellos que no buscan pesadez y velocidad inmediata.

Reminiscencias a Load se encuentran en este tema, pero con un sonido mas gordo que contrasta con la melodia vocal. El cambio de ritmo inicial (porque hay 2) no trae condimentos que lo hagan resaltar y aunque no desentona, se presiente que podria haberse evitado y en su lugar redondear la cancion un poco. Aun asi, de los temas que mas me motiva escuchar.

 

You Must Burn!:

Este es mi tema fetiche, y creo porque pocos comparten mi gusto por el mismo, pero me encanta.

El riff principal me retrotrae a Black Sabbath u otras bandas de Doom Metal, hay veces que me lo imagino a Ozzy Osbourne cantando la cancion y Tony Iommi haciendo las guitarras y puede estar tranquilamente en el ultimo disco que sacaron los ingleses hace ya 10 años.

Es muy pesado pero con un ritmo mas cansino que aun asi no aburre, el estribillo continua en la misma senda y el cambio de ritmo le da una capa mas a la cancion que la redondea para darle paso a una armonia de guitarra con el wah que sorprendentemente le suma vuelo a la cancion ademas de unas pasadas de Trujillo en el bajo como tinte especial.

La cancion tapada que se cuela en el top 3, sin discusiones.

 

Lux Aeterna:

El 1er corte, y el mejor tema del disco. Simplemente es asi.

A todos nos lleno de alegria escuchar esta cancion como primer corte ya que era corta, directa y con energia, pero termino siendo una excepcion dentro de un disco que esta casi en las antipodas.

El riff tan Hit the Lights es un guiño muy visible hacia la primera epoca y esas primeras temporadas de los muchachos formandose como personas y musicos. Ritmo frenetico, un solo que no deja que la cancion caiga y solo 3:21. Gol.

Una cancion destinada a ser numero puesto en los recitales que se vengan y de los momentos mas logrados del 2000 para acá. Mejor que Spit out the bone, mejor que todo Death Magnetic, vengan de uno.

 

Crown of Barbed Wire:

Cancion mas a medio tiempo y que trae un mix de canciones de Load/Reload pero con mayor pesadez aunque con menos melodia y un tinte mas oscuro. Los versos no traen nada que se note muy inspirado mejorando un poco a la hora del estribillo por el contraste que se da entre las guitarras y el agudo de Hetfield.

El cambio de ritmo es de los menos inspirados de los ultimos años y aporta poco y nada a una cancion de las cuales se rescatan mas las intenciones que el resultado final.

 

Chasing Light:

Un tema que no tenia necesidad de una intro larga se las arregla para llegar hasta el minuto 1:15 sin cantar, da la sensacion de ser una ensalada de 2 o 3 riffs que más o menos quedaban y los conectaron para dar una idea de canción sin que conecten del todo.

El riff principal tiene eso que describi respecto a la vuelta al inicio que le quita frescura, el del verso es una version mas simple de lo mismo y el estribillo es quizas el momento más logrado pensado para el vivo con la gente respondiendole a James “lean on me” pero no mucho más.

La segunda parte del tema parece venir de Sleepwalk my life away o You Must Burn! en un inicio y aunque la cancion no cae, es porque no venia muy arriba tampoco.

Tema destinado a quedar como deep cut y nunca ser tocado en vivo.

 

If darkness had a son:

Mi encono con esta cancion comenzó desde la primera oida y al dia de hoy no me lo puedo sacar.

La intro larga y lo poco inspirado del riff que marca la canción me da a pensar que simplemente no tenian mas ideas y metieron todo lo que tenian, hay unas partes de subida y bajada con un poquito de juego con la bateria y la voz de James pero no es algo que destaque demasiado.

El cambio de ritmo a la mitad no aporta nada muy distinto y el solo de Hammett es de manual, de esos que puede sacar en 1 minuto para nunca mas recordar.

Lo que si, el estribillo es efectivo. Aun sin gustarme la cancion (que para mi es el punto más flojo del disco) me encuentro cantando el estribillo en momentos random del dia.

En el contexto del disco esto tambien marca el pozo con la seguidilla de los ultimos dos temas, que haya sido elegido como 3er corte me parece algo increible, pero tambien he leido a muchos decir que es de sus temas favoritos, asi que quizas el problema soy yo.

 


 

Too Far Gone?:

Casi lo opuesto a lo que me sucede con Room of Mirrors, esta cancion fue subiendo en mi consideracion. El riff inicial es potente pero un poco menos frenetico, más al estilo de Moth into Flame o Atlas Rise, unos gritos un tanto extraños para Hetfield que no termino de entender si me gustan o no, y un estribillo completamente coreable y pensado para el vivo con salida de machaque.

Uno de los pocos temas que no cuenta con corte en el medio y que, por ende, es de los mas cortos, trae armonia de violas y unos coros estilo “Fade to Black en vivo” que caen simpaticos.

Una cancion que en vivo seguramente se disfrutará más.

 

Room of Mirrors:

Una cancion que en mi consideracion fue de mayor a menor. El ritmo es un heavy metal acelerado con mucho palo y palo al redo, momentos de machaque furioso y un Hetfield en modo enojado.

El estribillo resulta flojo en comparacion a la propuesta del verso y le resta puntos a una cancion que podria ser mas redonda, ya que cuenta con una armonia de guitarra que es simpatica y le da un vuelo interesante a la segunda parte, ademas que esta es una cancion que no cuenta con el cambio de ritmo a la mitad (metieron dos seguidas asi, pidamos un deseo)

En contexto de disco queda relegada y da la sensación que una pulida al estribillo le hubiese venido bien, quizas en un mix con la anterior.

 

Inamorata:

La ultima cancion del disco, y la mas larga en la historia de la banda. Tenia todos los condimentos para que fuese el punto mas flojo del disco, pero no fue el caso.

Un ambiente emotivo se hace presente en toda la cancion, con armonias de guitarra que traen cosas de algunos de los instrumentales de la primera epoca de la banda, fuertes reminiscencias a “My Friend of Misery” y a “Unforgiven III” y una cadencia pesada no por lo veloz sino por lo pesado sin perder melodia.

Ironicamente, es la cancion mas larga pero es la que menos “molesta” su longitud. En parte porque el puente melodico en el medio es más relajado y porque la salida del mismo tiene una armonia a dos guitarras que son de los momentos con mejor gusto musical de la placa. Es demasiado larga? Si. Puedo escucharla sin pensar todo el tiempo en que es muy larga? Tambien.

16 feb 2016

Un Jack & Coke, dos verrugas y el volumen en 10.

No es algo anormal que la muerte sirva para agitar un poco ciertas percepciones, y en la música en particular es algo que pasa muy seguido, cuanto más conocida la figura, mayor la agitación.

Por eso es que la muerte de Lemmy, en los últimos días del 2015 agitó bastante la percepción que se tenía sobre él, su obra y el rock pesado en general. En muchos lados, la mayoría, leí reseñas de periodistas o aficionados que claramente no conocían a Motörhead más allá de su nombre como banda estandarte del rock pesado "no mainstream" y muy cara al metalero que se precie de tal.
Es lógico y pasa siempre, después de todo no se puede esperar que todos conozcan a fondo de lo que hablan para hacer la nota o columna necesaria en el medio de comunicación para el que trabajan. Pero a partir de ésto, me parece necesario hacer mi propia nota: ahí va.

Conocí a Motörhead en serio (más allá del nombre) por el año 2000, época en la cual compraba revistas del palo como la Madhouse (algunas de ellas ya viejas) y una reseña hablaba muy bien del "Everything Louder than Everyone Else", disco doble en vivo de la gira del disco "Snake Bite Love", tanto por la lista de temas como por el sonido, suficiente para convencerme de ir a buscarlo al Musimundo del Soleil (porque las dos disquerías del centro de Boulogne a gatas tenían Metallica) y de ahí no hubo vuelta atras. Fue instantaneo, Metropolis, Stay Clean, Over your Shoulder, Overkill, Lost in The Ozone, Bomber, Killed by Death y muchos más. Era una aplanadora demasiado potente como para no quedar atrapado por la voz aguardentosa de Lemmy y ese sonido que hacía parecer imposible que solo fueran 3 tipos en el escenario.

Definir a Motörhead es algo difcil, porque es Metal y no es. Ya se puede leer por ahí notas que le han hecho a Lemmy en la que el deja en claro que no considera a Motörhead dentro del genero metal, y en cierto punto es cierto, aunque aún más cierto es que ésto (el encasillamiento) no debería importarle a nadie.
Motörhead toma el espíritu y velocidad del Punk, Guitarras a través de un Marshall al taco, un sonido de bajo distorsionado único en su especie, una cierta densidad en las letras (a veces), una voz de motor de Mercedes 1114 fundido y una base rítmica que no escaseaba del doble bombo. Desde lo visual también incluía ropas de cuero negro, cruces bélicas y demas imaginería. Con lo cual enmarcarlo en lo que es el Metal tenía sentido, ya que tenía más cosas en común que en disonancia.

Nunca se pudo decir que Motörhead fue popular, ha tenido uno o dos discos en el top 10 en Inglaterra pero nunca ha sido una banda que haya hecho estadios por si sola, sino más bien de girar por lugares relativamente pequeños o en festivales. En Argentina ha tocado sola en lugares de entre 5000 a 7000 personas, incluyendo varios Luna Park en distintas venidas, con excepción de la primera en la que tocó en el Hipodromo de La Plata con Riff teloneando, en el 95. Hoy decir que es de culto queda algo chico, pero popular tampoco es, masiva lo mismo.



Por qué teníamos tan arraigado a Lemmy? Porque el hacía siempre lo mismo. Motörhead siempre fue una banda de rock n roll directo, sin pelotudeces, un lugar al cual uno podía volver siempre y no iba a cambiar, aun cuando tanto nosotros como ellos estuvieramos más viejos. El mundo cambiaba, Motörhead no. 
Podríamos trazar una similitud con AC/DC, con la diferencia en popularidad y que los Australianos tuvieron un nivel de actividad mucho más bajo en los últimos 20 años, en giras y discos. Y para peor de males, el tipo seguía viviendo como a los 40 y pico, fumaba y escabiaba whisky como un cosaco, uno de esos tipos que era imposible de cambiar. En síntesis, un personaje que uno necesita tener en su vida.

Tanto es así, que en sus últimos años vivía en un lugar relativamente pequeño en Los Angeles, cerca de su bar y segunda casa, el Rainbow. Así como tenía mucha cabeza músical, nunca la tuvo para los negocios y firmó malos contratos uno tras otro lo cual le evitó poder tener un bienestar económico mejor, aunque creemos que tampoco le interesaba demasiado.
Así fue que, en su última venida el año pasado se lo notó más estático que de costumbre y a veces quedándose sin voz, más allá de disfrutarlo me dije no volver a ir si venía la banda en solitario porque ya no le hacía justicia a su legado, pues no fue necesario.

Me quedo con el recuerdo del recital del Luna Park en 2011, cuando aún estaba con toda su fuerza y en el que aguanté todo el show bien adelante, con un calor insoportable, en lo que fueron de los 90 minutos más intensos que puedo recordar. 

En síntesis, Motörhead no es música, Motörhead es actitud.


31 ene 2016

Elogio del amor... por Guns'n Roses

Muchos sabemos, reflexionamos, tomamos consciencia que Guns'n Roses vino a hacer el bien.

The Spaghetti Incident me cambió la vida.
Gracias al disco de los fideos descubrí a temprana edad la existencia de los Stooges, T-Rex, New York Dolls, los Pistols y Misfits, que luego se convertirían en parte indispensable de mi existencia.
Debe ser el peor de sus álbumes, pero me cambió la vida.
Y como una revelación, supe que aquello que te va gustar para siempre, no necesariamente tiene que ser lo “mejor”, más calificado o de gran calidad.
Nada de eso.
Lo que te va a gustar para siempre, es lo que te cambia la vida.
O el momento en que ves el video de “November rain” y te enamorás perdidamente de Slash tras su acción pelotuda de intentar buscar los anillos torpemente en su saco – mientras Axl estaba en el altar – y Duff frenándolo y mostrándoselos, corte “Man, ves que sos un cuelgue… los tengo yo”.
Entonces, los Guns me modificaron. Provocaron un giro copernicano.


El primer recital al que quisiste ir cuando tenías 11 años, y no te dejaron. La primera pelea con tus viejos. La primera vez que les dijiste que no los ibas a perdonar nunca.
El momento en que te esforzás por traducir sus letras, para darte cuenta después, que son una mierda y no importa. Porque lo que te cambia la vida va más allá de redacciones y metáforas.
Esa música que te va a gustar siempre, trasciende todo hecho racional.

Los Guns te modificaron el día que descubriste que Appetite for Destruction y Más allá del principio del placer, de Freud, son análogos. Y que deberían venderse juntos, como en un almacén en Córdoba te venden el Fernet con la coca encintada.

Una tarde del 97, algún pibe en Dock Sud jugando a ser Slash, descubrió que era el mejor escobaguitar de Avellaneda. Mucho antes del air guitar y esas giladas.
Ese pibe, también supo que Paul McCartney siguió haciendo música después de los Beatles tras ponerse a investigar de dónde venía ese tema que sacaba a Axl del piano cuando estallaban fuegos artificiales, para ponerse a correr como un desquiciado.

Te disfrazabas con tu amigo de la primaria, con un pañuelo en la cabeza.
Te chapabas al pibe que le gustaba a una amiga mientras sonaba Patience, porque ya fue todo. Rock.

Tardaste 20 años en darte cuenta de la profundidad de Nightrain – y que es un tema dedicado a un licor – tomando sidra Señorío de Ondas en botella de plástico.

Descubriste tus odios. Inspiraron tu bronca cuando dijeron que no iban a mancharse las tejanas con tierra argentina, y escribiste un tema con tu banda punk. Mientras lo tocaban, prendían fuego un poster de Guns’n Roses.
Si hubo esmero en el repudio, es porque te modificaron.


The Spaghetti Incident fue el último disco con la formación original, después de eso, Slash se tomó el palo para que nada volviera a ser igual.
No tiene canciones propias, ni siquiera diría que superaron las originales – cosa que supieron hacer bien en otros casos de compositores aun más grosos o populares – pero ponerle su cuerpo y voz a temas de otros y que una boludita como la que escribe - que no sabía quién era Marc Bolan - escuche Buick Makane y descubra que detrás de eso había un mundo inexplorado que la haría muy feliz los siguientes años, es un acto de amor.
Que otros conozcan diferentes horizontes gracias a tu peor disco, es un acto de amor.

Por eso refuerzo mi hipótesis: Los Guns vinieron a hacer el bien, a revolucionarnos con la simpleza de la sangre.
Por todo eso, gracias. Y RESPECT.


Este texto no hubiese sido posible sin los aportes de Da Lechiguana, Juan Pablo Susel, Laura Requejo, Juani Mon, Gustavo O Cabezón, Dani Valls, Matías Hernán y sus anécdotas y reflexiones. Invito a uds lectores, a continuarlo con las propias en los comentarios.

28 ene 2016

De La Paternal a Maryland

Estamos en condición de afirmar que todas (o casi) las bandas de nuestro suelo han comenzado tocando covers de otros artistas, ya sea para comenzar a aceitar la maquinaria de la banda o más no sea para rellenar un set list.
Tenemos, también, la certeza que las bandas anglosajonas tienen un lugar de preponderancia pues por cuestiones lógicas, aunque más no sea históricas, sacando juicios de valor como "es que los manes lo llevan en la sangre".

Pero que pasa cuando una banda de esos pagos reversiona una canción de uno de nuestros valuartes? Ah, se te paró la oreja campeón?

Pappo, como todos sabemos, ha hecho muchas versiones de aquellos maestros que lo inspiraron a ser la leyenda de la guitarra, el blues y el rock autóctono. Pero ésto no es de lo que vamos a hablar, ya que el Carpo es uno de esos pocos artistas que puede darse el lujo de decir que una banda gringa reversionó una canción de él y en idioma original. No se cuantos podrán decirlo, Leon Gieco por ejemplo, pero en una canción tan amor y paz que ni argenta parece. (Seamos serios, "Solo le Pido a Dios" es un pelotazo)

En 1971, luego de un paso del muchacho por Los Gatos un par de años antes, la banda Pappo's Blues lanza su primer disco, Volumen I, con el susodicho en Guitarra y Voces y la poco mejorable compañía de David Lebón (AKA el Hombre Orquesta Argentino) en Bajo y Black Amaya en Batería. Lo que se dice, Maradona, Valdano y Enrique (?). El primer track de ese album se llama "Algo ha cambiado", al cual le siguen otras gemas como "El viejo" y "El hombre suburbano" (el cual Viejas Locas innumerables bandas han robado descaradamente para armar una carrera).

Un hombre desprolijo

Nos mudamos unos 30 años después al otro lado del Ecuador, bien del otro lado. Mas precisamente el estado de Maryland, en el noreste de Estados Unidos, vecino a Washington DC y cuya ciudad más importante es Baltimore (donde transcurre The Wire, la mejor serie del mundo mundial). En una localidad llamada Germantown, se formaba en 1991 una banda llamada Clutch (traducción de Embrague, gran nombre gran), la cual combinaba cosas del más puro rock 'n roll rutero norteamericano con cosas funk, algo de Grunge aqui y allá y cosas que podemos aparentar con el Stoner Rock.
Los muchachos gozan de cierto renombre pero más allá de eso pasan a ser una banda de culto que saca discos bastante seguido, a veces a través de un sello grande, a veces de manera independiente. Es una banda que en particular me gusta mucho, y de hecho me topé con esta historia ya un tiempo después de tenerlos en mi radar.

Cuestión que en el año 2009 lanzan su disco titulado "Strange Cousins from the West" y no va que llegando al track 10 se pueden escuchar algunos acordes bastante caros para el oído rockero argento. Resulta que en una situación que no se termina de comprender del todo, la banda da con la Discografía del Carpo un par de años antes de la grabación del disco (juzgamos que gracias a la Internet y al hecho del revival de la historia de Pappo luego de su muerte en 2005). Los muchachos flipan jodido y les resulta innegable la influencia de músicos como Norberto en aquello que luego fue llamado Stoner (cosa muy cierta, comparen algunos de los "Volumen" con algunas bandas de Stoner como Kyuss, Los Natas y otros y van a ver una conexión, especialmente en las guitarras distorsionadas y densas).

Y...que te puedo cobrar? Entre repuesto y mano de obra....

El tema en cuestión no innova demasiado en la versión de Clutch y lo interesante radica en la diferencia sonora lógica dada por más de 35 años de evolución en equipos de grabación y sonido sumado a la voz del cantante Neil Fallon recitando en su mejor castellano "Por favor, dejenmé, que voy a enloquecer" el cual resulta un poco risueño pero muy digno. Sin duda, te deja con una sonrisa y cabeceando por un ratito.

Asi es como, Pappo, nuestro Pappo que aun extrañamos y necesitamos, termina siendo uno de los pocos privilegiados que logra tener versiones de sus temas por artistas anglosajones de renombre. Un mimo para aquellos que descreen que lo bueno está afuera siempre.

De paso, les recomiendo le peguen una escuchada a Clutch, tienen varios discos y son todos bastante parejos así que tomen cualquiera, y si aun así no estan seguros escuchen Strange Cousins From The West que es donde se encuentra la canción de la que hoy charlamos.

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20 ene 2016

El hombre de la Black Strat en Buenos Aires.

Durante años, todos los pronósticos declaraban que el gordo no iba a venir nunca "porque no sale de su mansión", "porque no hace giras fuera de Europa" y etc.
Disfrutamos los tremendos shows de Waters una y otra vez, pero sabíamos que faltaba algo para terminar de unir los pedazos y atar los cabos sueltos.

En lo personal, fue una sorpresa porque me negaba a ilusionarme con rumores. Pero ahí, de repente, se anunciaba oficialmente su visita a Buenos Aires para presentar su nuevo disco “Rattle that Lock”, el 18 de diciembre, que – para colmo – era el día de mi cumpleaños.

Ya podía palpitarse la emoción en el tren que salía desde Retiro.
Llegando a San Isidro, uno de los tantos del vagón con remera de The Wall, Dark Side o símil, exclamó: “Estación Gilmour”. Y todos bajamos.
En los bancos de la plaza de la estación se improvisó una gran previa, y el chino situado a una cuadra estaría contentísimo por la repentina venta a mansalva de latitas de cerveza. Luego, casi en caravana, caminamos hacia el hipódromo.

Quiero dejar bien en claro que la organización a cargo de Ake Music fue de lo más nefasto que me ha tocado presenciar en un recital, pero no quiero concentrarme en eso. Vamos a los bifes.

Sobrio, con remera y pantalón negro, al igual que el resto de la banda, y la pantalla circular floydiana detrás, tiraba los primeros acordes con su black strat, en nuestro país, David Gilmour.
Lo acompañaba el enorme Phil Manzanera (quien fue guitarrista de Roxy Music y gran productor), Guy Pratt en bajo (bajista de Pink Floyd tras la partida de Waters, pavada de laburo), Jon Carin y Kevin Mclea en teclados, Joao Mello en saxo, Steven Distanislao en batería, Brian Chambers y Lucita Jules en coros.

Sepan disculpar, pero en esta entrada me niego a subir videos improvisados con celular que pululan en youtube. No le hacen justicia para nada, prefiero que escuchemos los temas en estudio o buenos registros de otros shows y ya. Si en algún momento aparecen grabaciones dignas del vivo, lo editaremos.


Comenzó con “5AM” para calentar motores, luego “Rattle that Lock” y “Faces of Stone”. Esos son además, los tres primeros temas del nuevo disco. Por lo cual ya empezaba a rondarme por la cabeza cierta preocupación: “Gordo forro, si llegás a tocar solo el disco nuevo y te vas, prendo fuego el hipódromo”.
A modo de respuesta, viene el primer momento glorioso de la noche con la guitarra acústica y “Wish You Were Here”. Gracias David, perdoname… no voy a desconfiar más de vos.
Después, se sentó con la steel guitar y nos deleitó con otro de los temas del nuevo disco: “A Boat Lies Waiting”, mientras que Guy Pratt lo acompañaba en contrabajo.
Con “The Blue” de su discazo “On An Island” creo que volamos todos un poco, o quedamos perdimos en un limbo. Nos preparaba para la fiesta del después.


Dijo algo como “Vamos con otra vieja” y arrancó el sonido de la caja registradora que puede significar una sola cosa: “Money”. En esta, además del querido David, el saxofonista Joao Mello se llevó una gran ovación. Para no cortar con la situación “Dark side”, siguió con “Us and Them”.

Volvimos a “Rattle that Lock” de la mano de “In Any Tongue”, para luego concluir la primera parte del show con la imponente “High Hopes” del último disco de Floyd, “The Division Bell”.

Después de un intervalo de unos 20 minutos, comenzó la segunda parte a puro color y psicodelia con una canción favorita para los – como yo - floydistas de Barrett, “Astronomy Domine”. Y ya que estábamos pensando en el gran Syd, nos tiró “Shine on you, Crazy Diamond” y varios corazones quedaron desorbitados en los alrededores del hipódromo.

Se vino el momento acústico con dos temazos: “Fat Old Sun”, de “Atom Heart Mother” y “Coming Back to Life”, de “The Division Bell”, para luego envolvernos en un jazz maravilloso, “The Girl of the Yellow Dress” y “Today”, ambas – también – de último disco. Y previo a los cachetazos finales, explotó algunos cerebros con “Sorrow”, y aquí debo hacer mea culpa y decir que horas antes - en el trayecto - le decía a unos amigos: “A Momentary Lapse of Reason es un disco que NO me gusta”. Bueno, gracias por “Sorrow” en vivo, y disculpas de nuevo: se convirtió en otro de mis momentos favoritos.



Durante la presentación de los músicos – en la que el gordo calificó a Phil Manzanera como “el magnífico”, así en criollo -  se sucedió una acotación desopilante que demuestra que no solo por el agite somos un público genial. En cuanto Gilmour dijo “From Brazil, Joao Mello”, algún personaje del campo – cerca de donde yo estaba -  exclamó “Te comiste siete!!!”

Después de las formalidades, se clavaron los lentes negros y sonó el stacatto que pone los pelos de punta: “Run like Hell”, con Guy Pratt as Roger Waters. Se despidieron y salieron del escenario. El falso final. Vienen los bises. Y estoy segura que esos bises no decepcionaron a nadie.

Volvieron y estallaron los campanazos y despertadores de “Time”, y se le sumó  “Breathe”, dupla del lado oscuro para dispararse y viajar.
Y el cierre – como no podía ser de otra manera – fue “Comfortably Numb”, y ocurrió lo evidente: escuchás ese solo de guitarra histórico, tan aniquilador, en vivo y ejecutado por su creador… y te das cuenta que estás frente a uno de los guitarristas más virtuosos de la historia. “Buenas noches, muchas gracias” dijo con su voz ronca el encantador de stratocasters, miembro de una de las bandas más exquisitas, y salió de escena tras casi tres horas de show y una veintena de canciones memorables.

Y costó despertar de esa belleza onírica. Se quedó en mis reflejos durante varios días, y ahora, mientras lo escucho y escribo, vuelve… como el dolor en las articulaciones que te recuerdan una fisura cuando llueve, pero al revés: no había fisuras, solo reconstrucción. Todo eso que se dispersaba en fragmentos, había tomado forma definitiva.